Gastronomía de calidad en el ‘Aravaca Soho’
Inspirada opción gourmet con producto evidente y tacto impecable, en un cálido y moderno escenario con la operatividad culinaria a la vista.
La plaza de San Anacleto es un plácido remanso urbano situado en el centro de Aravaca, donde emerge el jovial sector Aravaca-Soho y su vigor urbano. Ahora, dos recientes iniciativas hosteleras añaden sendas oportunidades para la recreación del gusto.
El restaurante La Tirolina, instalado donde estuvo el concurrido Tiro con Arco, expresa su eficacia culinaria como restaurante en un espacio desahogado de dos plantas comunicadas, cuya oferta de comidas y cenas se conjuga además con opciones más frugales e informales, como la posibilidad de tapeo en la zona tranquila y confortable de la barra. En el exterior, sobre la propia plazoleta, La Tirolina goza de una terraza cubierta y bien ventilada, propicia al sol de otoño.
Take Away
En la diagonal contraria de la plaza, mantiene una cafetería donde desayunar o citarse a los sandwiches o al tentempié, que tiene como principal función desarrollar un servicio en auge: los platos para llevar o take away.
Quienes no desean cocinar, tienen aquí la oportunidad de abastecerse con una oferta en apetitosos platos, constantemente renovada en nombre del mercado y de la demanda. Especialidades como su jugoso roast-beef, los pistos y las ensaladas diversas, los arroces tradicionales o risottos, los ravioli, albóndigas o hamburguesas dan la medida de una cocina variada, suculenta y asequible que puede disfrutarse eligiendo en su buffet de exhibición o encargando por teléfono las sugerencias del día.
Volviendo al comedor, La Tirolina se perfila decididamente como uno de los mejores restaurantes de Aravaca. Aunque volcado al público de su distrito, evidencia competitividad y ventaja entre los establecimientos del noroeste de Madrid. Desde que te instalas a su mesa sorprende la dimensión, configuración y pulcritud de su cocina vista, sobre todo si la contemplas en panorámica a partir del sector más elevado del restaurante. Estimulante y muy activa, su despliegue profesional y cuidadoso montaje es un signo de compromiso con la calidad.
Una carta de producto privilegiado
La carta que propone está dotada de numerosos preámbulos seguros como un guacamole –efectuado artesanalmente en molcajete mexicano–, que evidencia su preparación al momento o una trilogía de hummus en la que se recrea la tradicional receta árabe no solo con garbanzo, sino elaborado con pimiento rojo caramelizado, en una versión y con remolacha a la brasa, en otra. La burrata trufada, la calabacita asada y rellena, las pencas de acelga, las jugosas croquetas de jamón con sustancia o las patatas baby asadas con salmón marinado, revelan una cocina versátil, metódica y de producto evidente que se prolonga luego en diversos platos de pescados. Entre ellos, la opción, en frío, de un tartar de salmón marinado con aguacate, granada y salsa de eneldo, la merluza costera de pincho a la brasa o rebozada con guarnición de canelones de ratatouille, el sapito a la brasa de carbón de encina, con angulas de monte y langostinos, los chipirones de potera en su tinta, la espléndida cigala a la brasa servida sobre arroz meloso de calamar.
El repertorio de carnes de la carta de La Tirolina convoca múltiples especialidades, desde el picantón a la brasa relleno de setas de otoño a la gran hamburguesa de vaca gallega, guarnecida de queso gouda trufado, cebolla caramelizada y tomate confitado. También un original taco de steak tartare de solomillo de vaca servido sobre tortilla de maíz, a la mexicana, y aliñado al gusto. Hay además carrillera ibérica al curry rojo, un estupendo rib eye steak de vaca a la brasa para compartir, solomillo de vacuno con salsa de tuétano y lingote de patata asado, chuletillas de cordero lechal cocinadas a baja temperatura de jugosidad y sabor infrecuente o la perdiz de tiro con risotto de castañas, toda una primicia de la temporada.
Nos encontramos ante un escenario gastronómico privilegiado y sensato que dará que hablar. Un hallazgo culinario muy bien trazado que enriquece la actualidad culinaria de Madrid, que evidencia entusiasmo por el producto supremo y estabilidad en sus elaboraciones, combina tradición y audacia al tiempo y resulta comedido en sus tarifas. La Tirolina activa las referencias gourmet de la zona, que no son muchas o estaban caducas, y encuentra sitio entre los mejores restaurantes de Madrid.